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  • María Lafosse

¿Por qué a veces no sentimos la sed o el hambre?

¿Por qué hay gente que no siente sed o hambre? Voy a explicarlo con un ejemplo que para mí explica esto de buena manera: cuando te pones la remera a la mañana las células sensoriales del hombro mandan al cerebro un mensaje a través de las neuronas que dice “sentimos una remera”, el cerebro procesa la información, entiende que estás vestido y pone su atención en lo que sigue… pero las células del hombro siguen sintiendo la remera, y mandan una y otra vez durante todo el día el mensaje de “sentimos una remera”… ahora: ¿cuántos de ustedes se pasa todo el día pensando “ok, estoy vestido” unas mil veces por minuto? ¡Nadie! Porque el cerebro cuando escucha el mismo mensaje repetidamente pone esa neurona en mudo, ¡especialmente si el mensaje no implica riesgo! No podemos estar todo el tiempo escuchando toooodos los estímulos ¡son demasiados! Los sabores, los olores, los ruidos, lo que vemos, las sensaciones de los pulmones que respiran, de un cuerpo que avisa que tiene hambre, lo que siente cada centímetro de la piel, la temperatura, la cantidad de luz…. Uffffff ¡demasiados!

Por eso hasta que no llegue un mensaje diferente como por ejemplo “nos sacaron la remera”, el cerebro recibirá la información pero no la hará consciente, no hará que le prestes atención, hará que te enfoques en manejar el auto, en prestar atención al trabajo, o a lo que sea. Con la sed y el hambre pasa lo mismo, si tu cuerpo aviso “necesito agua”, o “tengo hambre” y no respondes… dejarás de darte cuenta que lo sentís. Pero la sed ESTÁ y el hambre ESTÁ, sólo que acostumbraste a tu cerebro a no prestarle atención a ese mensaje en ese momento, por eso cuando llegas a casa y das lugar a sentir el hambre de repente te sentís como un león famélico con ganas de comer tres dinosaurios… ¿La buena noticia? Si empezás a tomar agua aunque no sientas sed cuando llegue un mensaje de “tengo sed” será novedad, y entonces sonará fuerte y claro en tu cabeza, y si merendás al menos una fruta, un yogur, ¡un algo! volverás a escuchar el mensaje de hambre cuando tu cuerpo lo necesite…

Aprender a escuchar nuestro cuerpo es un superpoder, conectarnos con nuestras sensaciones de satisfacción, de hambre, de sed nos permitirían tener la mejor brújula para manejar nuestra salud.

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