Desde hace 3 años el Día Internacional de la Mujer se celebra con el Paro Internacional de Mujeres, una huelga mundial donde exigimos respeto e igualdad, y demostramos que sin nosotras el mundo no puede funcionar. El año pasado armé esto para mis pacientes adhiriendo al Paro Internacional de Mujeres del 8M de la manera que considero que más puedo aportar: desde mi lugar profesional, ayudando a reflexionar y marchando después. Cada uno desde su lugar puede hacer su aporte para que las mujeres logremos los derechos que nos corresponden.
El 8 de marzo hay Paro Internacional de Mujeres y yo decidí que ese día voy a trabajar. Lo hago porque a mi consultorio llega un 75% de pacientes mujeres, y la mayoría viene ¨porque quiere ser flaca¨, cuando en general los hombres asisten por problemas de salud. Vivimos en una sociedad que le exige a la mujer ser bella desde el exterior (acorde a los patrones de belleza actuales al menos) porque ese será su único valor, dejando de importar si es inteligente, buena persona, capaz, atlética, perspicaz, fuerte o mucho más importante aún: feliz. Yo el 8M trabajo porque desde mi trabajo les explico a las personas que somos mucho más que un cuerpo, tal como dice la Organización Mundial de la Salud que define la Salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedades”. El cuerpo más saludable surge de la salud del alma, de la mente y un amor propio tan grande que te hace elegir lo que te hace bien, no desde una incomodidad con lo que se es, o la exigencia exterior y propia de caber en moldes donde nadie cabe. Una sociedad que nos impone patrones de belleza, estereotipos, nos trata como objetos, no valora nuestras capacidades y nos dificulta poder ser todo lo que somos nunca será el ambiente propicio para la salud.
Así que, para lograr un cuerpo saludable recuerden que:
- Hay que desayunar, almorzar, merendar y cenar a diario.
- Hay que comer variedad de alimentos: verduras, frutas, legumbres, cereales, lácteos, carnes, huevo y aceites.
- Es importante aprender a diferenciar las emociones que generan ganas de comer del hambre.
- Es necesario hacer actividad física, nos hace bien al cuerpo, pero también reduce el estrés de nuestra mente.
- Hay que asumir que somos seres humanos, y como tal estamos plenos de emociones, pensamientos, costumbres, cultura, significados y montones de cosas más, por lo que la alimentación se verá atravesada por todo eso y hará falta trabajarlo.
Y para lograr una sociedad mas sana para todos recuerden que:
- Los estereotipos generan límites, es bueno animar a los niños a que jueguen con cualquier juguete por igual para que de grandes tengan la libertad de elegir ser camioneras o bailarines.
- Los colores son colores y nos pertenecen a todos, ¡cualquier color es de cualquier género!
- Recorda no decirles a las niñas sólo “princesas” o “linda”, podés estimular más el desarrollo de otras habilidades si las alentas a que sean, por ejemplo, “campeonas” o “genias”. Las mujeres somos mucho más que lindas.
- Explicale a los niños que el amor se demuestra dando cariño, apoyo y atención al otro, y no eduques con frases como “te pelea porque le gustas” o “los que se pelean se aman” ¡Los que te quieren te cuidan!
- Las mujeres tenemos derecho a tener el cuerpo que tengamos sin merecer ser maltratadas por eso, los comentarios como “esa gorda” no respetan nuestro derecho a ser como somos y generan presión social sobre la persona en cuestión. Por supuesto: mayor el daño si escuchamos ese plateo desde chicas que es cuando en nuestra mente se construye el lugar que creemos tener en el mundo. Así que si hablas de personas hablá de saludable o no saludable, ya basta de gordos y flacos, lindos y feos...
- Tener emociones es propio de los seres humanos, llorar no es “cosa de niñas”, es parte de poder procesar las emociones, y todas las personas que aprendan a hacerlo podrán ser adultos más felices.
- Evita el lenguaje sexista, donde por una misma acción a la mujer se la desvaloriza ("es rápida") y al hombre se lo considera “un ganador”. Todos tenemos la libertad de hacer con nuestro cuerpo lo que queramos sin ser juzgados al respecto, no debería ser diferente por usar bombacha o calzoncillo.
Tanto en alimentación como en la construcción de una sociedad los pequeños hábitos marcan la diferencia en el resultado, no importa si todos los hábitos te salen bien o sólo algunos, importa ir mejorando, estar dispuestos a cambiar, e intentar ser más saludables tanto del cuerpo, como en la relación con nosotros mismos y con los demás. Mejorando nuestros hábitos de perspectiva de género lograremos una sociedad más saludable para todos.
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